El organismo humano,
como cualquier otro, necesita energía para realizar sus funciones vitales y
mantener sus estructuras (reparación y crecimiento). Mientras se realiza
ejercicio físico, esta función toma todavía mayor importancia, y la cantidad y
calidad de estos procesos son un factor clave para medir el rendimiento de la
persona delante de una actividad física.
En los humanos, la energía se obtiene de los alimentos, a
través del metabolismo celular. El metabolismo son una serie de reacciones
químicas en el interior de las células, que transforman los alimentos para
obtener energía.
El metabolismo basal:
es la energía que nos hace falta para mantener la vida.
Hay dos procesos
diferentes en función del resultado final:
· CATABOLISMO:
reacción en la que a partir de una sustancia compleja, se descompone en otras
más simples y se obtiene energía. Estas reacciones están reguladas por la
intervención de enzimas específicas (catalizadores biológicos), formadas por
proteínas.
· ANABOLISMO:
reacción en la que, aplicando energía, se transforman sustancias simples en
otra sustancia más compleja.
En el caso del metabolismo celular, solo una pequeña
cantidad de energía de los alimentos se puede utilizar para funciones
orgánicas. El resto de energía se pierde en forma de calor. Esta energía
térmica es la que se utiliza para cuantificar el metabolismo.
La energía necesaria para realizar todos estos procesos,
está acumulada en las células en forma de una sustancia química llamada ATP
(Adenosinatrifosfato). Está formada por una molécula de adenosina y tres ácidos
fosfóricos.
El ATP es nuestra moneda de cambio para obtener energía, de
ella se obtiene la energía necesaria para realizar todos los procesos, pero
como tenemos reservas limitadas de ATP en la célula, hace falta resintetizarla
al mismo tiempo que se utiliza. La energía necesaria para resintetizar el ATP
se obtiene de los alimentos.
La energía necesaria para resintetizar el ATP proviene de la
degradación de los alimentos.
Los principales sistemas energéticos básicos son:
· El sistema ATP-PC (o sistema de los fosfágenos)
· La glucólisis anaeróbica o sistema del ácido
láctico
· El sistema aeróbico: ciclo de Krebs y cadena de
transporte de electrones
Cabe destacar que estos tres sistemas no funcionan
independientemente, sino que trabajan al mismo tiempo, y la contribución de
cada uno de ellos depende de la intensidad y la duración del ejercicio. En
condiciones normales de reposo, el músculo esquelético regenera la mayor parte
del ATP por la vía aeróbica, mientras que si se aumenta rápidamente la
actividad física se pasa a utilizar las vías anaeróbicas alácticas (PCr) y
lácticas (glucólisis anaeróbica) con una utilización progresiva de la vía
aeróbica. Si la tasa de utilización energética es la misma que la de
regeneración por vía aeróbica, la utilización de las vías anaeróbicas se va
reduciendo progresivamente, y por tanto la producción de lactato deja de
aumentar y estabiliza. En cambio, si el consumo de energía es superior (mayor
intensidad), la glucólisis anaeróbica seguirá siendo la fuente principal de
ATP, que tiene una mayor capacidad de suministro. La capacidad de una vía
metabólica está limitada principalmente por la cantidad de enzimas disponibles
propias de la vía y por tanto las adaptaciones producidas por el entrenamiento
de mejora de la capacidad son en este sentido.
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